Actualemente leyendo...
"El ser y la nada" de J.P. Sartre

martes, 17 de mayo de 2011

Lucha mortal

 Lo escribí el Jueves 18 de Marzo de 2004  hora:2:30 pm

Lucha mortal

Con una mirada de espanto que delata al más valiente yacía en su sitio, aquel agobiado pero insigne mortal. Su rostro empalidecido y de aspecto casi sepulcral, presumían ser el producto de una muy bien fraguada artimaña ¿de quien mas sino de otro mortal?.

Una letanía de gestos lacónicos casi involuntarios anticipaba el futuro desenlace.

Un simple mortal, uno más de los osados. Dueño de su destino y responsable de sus errores, y que aún estando ahí, angustiado fatigado y nervioso, no tiene la mínima intención de una cobarde resignación. No, el sigue allí, firme, o cuando menos su carácter lo está, pues su cuerpo aunque resiste con soberbia, hace rato que ya no daba para mas.

Un incesante movimiento de rodillas, junto con una arrítmica respiración producían en su entorno una impaciencia nada normal, pero mas y mas. Solo el sonido del tiempo ya pasado, perturbaba por instantes el sumido pensamiento del mortal, solo a veces. Inmutable. Solo en un par de ocasiones noté que una mirada distraída desviaba su atención y de inmediato inhalaba profundamente y continuaba con su abismal meditación.

Su agobiante situación no parece ser obra de azar. Él mismo sembró su camino, y es ahora que cosecha con disgusto su fatal destino. Se arrepiente, pero no se lamenta. De nada le sirve un lamento. Un mortal que procura olvidar sus yerros e intenta solucionar con la forma mas pura y perfecta de su pensamiento, su trágica situación.

Mucho tiempo ha pasado, otro poco vendrá. Aún meditando, pero sino, ¿Qué mas?.

Difícil es caminar, cuando se marcha sin compás, más aún el meditar, sino tienes que pensar.

Un mortal batallador que no teme óbices improvisos, que no necesita mas que su propio ser, que su propio pensamiento para alcanzar sus objetivos. He sido claro, he sido conciso, he sido muy pero muy paciente, y todavía no logro descifrar su pensamiento. ¿Qué será?, eso me inquieta, y su inquietud me inquieta mas.

De pronto se vuelve enhiesto el mortal, su rostro poco a poco mas jovial y su cuerpo relajado me angustiaba mas y mas.

Si el que apura da un mal paso, sin remedio caerá. Sabio el que ya caído se levanta y pisa firme paso a paso, para no caerse mas. Sabia lección ha aprendido el mortal que ya calmado está. Ya ha decidido. Mi futuro en sus manos está.

Un mortal frente a otro, de igual padre y pensar. Entre ambos un testigo presencial. Inanimado trebejo y tan dinámico como el mar, pues que mas sino un noble juego, que ajedrez suelen llamar. Culpable de los agobios de aquel insigne mortal, culpable también del reencuentro de uno con su pensar.

Soy yo el que vive en carne propia lo que ya vivió el mortal. Y es él quien tiene ahora su jugada en pedestal. Pronto todo acabará, ¿Será él? ¿Seré yo el vencido?. Es su turno, él decide. Ya tendré tiempo para en mi turno meditar.

¿Tablas? Me dijo el mortal. Mi mano estrechó enseguida la del sagaz combatiente. Mutuo acuerdo en aras de la paz. Que fresco el aire de paz, en un ambiente de guerra ardiente. Será en otra ocasión repliqué a mi combatiente, que se incline la balanza al que mejor y mas piense.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anímate, déjame un comentario!